Investigador internacional de Red GLORIA-Andes visitó el primer sitio de monitoreo de flora altoandina del país

10/05/2019

Ricardo Jaramillo recorrió las parcelas de monitoreo ubicadas en la Reserva Nacional Río Clarillo, desde donde nuestro país registrará el comportamiento de la vegetación altoandina frente al cambio climático. En conversación con el Proyecto GEF Montaña, el experto indicó que los cambios de temperatura cada vez más extremos podrían provocar la extinción de algunas especies, lo que equivale a “adelantar nuestra desaparición del planeta”.

El biólogo ecuatoriano Ricardo Jaramillo, visitó nuestro país para conocer el trabajo que está desarrollando el Proyecto GEF Montaña para incorporar a Chile en la Global Observation Research Initiative in Alpine Environments (GLORIA), red de monitoreo mundial que busca investigar cómo la vegetación de alta montaña está siendo afectada por el cambio climático, a través de observaciones en las cumbres de los cordones montañosos.

El experto recorrió las primeras parcelas de monitoreo instaladas durante el verano pasado en la Reserva Nacional Río Clarillo, y conversó con miembros del Proyecto GEF Montaña sobre los objetivos y el alcance de GLORIA, sistema que “se estableció hace unos veinte años en Europa y se ha extendido hacia Latinoamérica hace unos diez años”, contó Ricardo Jaramillo. Aquí compartimos el resto de la conversación con el investigador de GLORIA-Andes Ecuador.

¿En qué lugares de América del Sur se han implementado estos monitoreos?

GLORIA – Andes es el transecto más largo. Con 4.200 km. de largo y 200 km. de ancho, posee 66 cumbres monitoreadas desde el norte de la cordillera de Los Andes en Venezuela, pasando por Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina, y ahora Chile. Esta amplitud nos permite ver justamente cómo las variaciones climáticas están afectando o influenciando la vegetación que habita en estas dos macroregiones de América del Sur.

¿Qué ecosistemas dominan la Región Altoandina donde se despliega GLORIA? ¿Y cuáles son sus particularidades?

En la parte norte de Los Andes existe el ecosistema de Páramo,que va desde Venezuela hasta el sur de Ecuador y norte de Perú. Luego, tenemos la Puna que se extiende hacia el sur por Argentina y Chile. El monitoreo continuo a largo plazo de estas dos macrorregiones andinas es muy interesante, porque podemos ver los fenómenos que ocurren en una escala muy pequeña de 1 metro cuadrado y los que acontecen a escala regional, datos de alta trascendencia para la toma de decisiones acerca del cambio climático en los países andinos.

¿Por qué monitorear la vegetación que habita en las cumbres?

Estos ecosistemas están en el límite altitudinal donde la vida es posible. En las cumbres reciben bastantes presiones, como diferenciales de temperatura que pueden superar fácilmente los 20 ºC en un día, falta de oxígeno dada la altitud, los suelos son más pobres y las precipitaciones de nieve más abundantes. De esta forma, la vegetación en estas zonas está adaptada a condiciones extremas, es decir, si las precipitaciones escasean o la temperatura sube más de lo habitual, las especies se afectarán rápidamente pudiendo desaparecer o ser desplazadas por otras que habitan más abajo. Los ecosistemas de cumbre son más sensibles a cualquier tipo de cambio, por lo que se pueden ver las alteraciones más fácilmente que en ecosistemas de zonas bajas.

En el escenario actual de cambio climático, ¿cómo se ha comportado la vegetación alto andina del Páramo que ustedes han monitoreado en los últimos diez años?

Las presiones climáticas aumentan porque la temperatura es cada vez más extrema, los fríos son más fríos y las máximas cada vez mayores. Esto hace que las plantas tengan que empezar a modificar su sistema de adaptación, y que las especies de zonas más bajas comiencen a habitar a mayor altitud, buscando un clima más apto. El gran problema de esto es que mientras más subimos, menos suelo disponible hay, y llega un punto en que las especies que están en las cumbres ya no tienen dónde ir, quedando destinadas a desaparecer.

Si los ecosistemas de montaña se están alterando al punto de su desaparición, ¿Cuál es el impacto para los seres vivos?

Se sabe que los ecosistemas de montaña están captando una gran cantidad de carbono que almacenan bajo el suelo. A su vez, Los Andes proveen de alimento y son una gran fuente de agua que corre por arroyos y ríos. Una fuente de vida para las zonas más bajas, para los bosques más bajos y, en fin, para las ciudades. Muchos de los ecosistemas que monitoreamos son como esponjas que retienen el agua haciendo que esta sea una fuente continua para los seres vivos.

Seguramente, ecosistemas tan frágiles como estos han sufrido cambios y extinciones a lo largo de la historia climática del planeta, ¿Qué hace que este fenómeno sea diferente en la actualidad?

Yo creo que lo distinto ahora es la velocidad con que ocurren estos cambios. Cada vez vemos más intensamente el cambio climático en las ciudades, con el invierno que viene un poco más tarde, se adelanta o es más fuerte. Adicionalmente, al perder estos ecosistemas lo que estamos haciendo es adelantar nuestra desaparición del planeta. Si desaparecemos nosotros los ecosistemas van a continuar adaptándose y en algún punto se van a recuperar. Lo ideal es que podamos vivir todos en armonía y saber cuidar la montaña, esta verdadera fuente de vida.