Puma: mitos y realidades del felino nativo más grande de Chile

18/10/2019

El Puma concolor habita nuestro país desde Arica hasta Magallanes, y desde hace miles de años ha compartido el mismo territorio con el ser humano. Desde el periodo colonial este hábitat se ha ido deteriorando y sus presas naturales han disminuido, obligándolo a alimentarse en oportunidades de ganado doméstico. En este contexto, muchos son los mitos en torno al puma que se han comenzado a derribar en la Región Metropolitana, a través de capacitaciones sobre monitoreo de la especie a funcionarios públicos y la implementación de un proyecto piloto que busca compatibilizar la conservación del puma con las actividades productivas de montaña.

Numerosos estudios científicos en Chile denotan una percepción negativa de la población rural hacia los carnívoros nativos, considerándolos una amenaza e incluso una plaga. Esta percepción proviene de una enorme cantidad de mitos, así como del desconocimiento general de la biología y ecología de estas especies. Para comenzar a derribar algunos de estos mitos, lo primero es conocer a este misterioso felino.

El puma (Puma concolor) está presente a lo largo de todo Chile, compartiendo su territorio con el ser humano. Esta interacción no ha sido positiva para el puma, quien ha sido desplazado a territorios de montaña, especialmente de alta cordillera. Aun así, los conflictos han persistido, especialmente con pequeños y medianos ganaderos; pero como señalan variados estudios científicos, “el impacto real, tanto en las poblaciones naturales de carnívoros y sus presas, como en la economía rural no ha sido caracterizado ni cuantificado”. “Sin embargo, aunque aún no tengamos estos datos necesitamos para nuestra propia supervivencia mantener nuestros ecosistemas y especies, por lo que estamos obligados a convivir con ellas. Esto nos ha motivado a actuar, buscando soluciones que permitan contar con información sobre su ámbito de hogar, y describir su comportamiento e interacciones con el ganado a escala local; información imprescindible para avanzar hacia la focalización de recursos y la promoción de estrategias que aseguren la conservación del puma y del ecosistema”, señala Marianne Katunaric, coordinadora nacional del Proyecto GEF Montaña.

Fotografía: Camila Dünner.

Fotografía: Camila Dünner.

Como parte de estas estrategias, el Proyecto GEF Montaña propuso a funcionarios del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ser capacitados sobre monitoreo en el comportamiento del puma, instancia dirigida por Camila Dünner, médico veterinaria de fauna silvestre, especialista colaborador del Proyecto GEF Montaña. La especialista fue clara al señalar que el puma no es un animal agresivo: “Si bien corresponde al felino más grande de Chile, es de vida solitaria y muy tímido, tanto que usualmente huye ante la presencia humana. Sin embargo, sigue siendo un animal salvaje y puede atacar al sentirse amenazado o acorralado por acciones humanas imprudentes, de exceso de confianza”.

El puma se distribuye de Arica a Magallanes, desde las zonas costeras, a nivel del mar, hasta las altas cumbres de la cordillera de los Andes, abarcando un amplio espectro de hábitats, como bosques nativos y plantaciones forestales, estepas, matorrales y pampas patagónicas. A mayores latitudes los pumas tienden a ser más grandes, con pelaje más grueso y corto. Su tamaño corporal fluctúa entre los 105 a 180 cm, desde la cabeza hasta el nacimiento de la cola, la que mide aproximadamente 60 a 90 cm. Mientras que el peso promedio de un individuo adulto fluctúa entre los 53 y 72 kg para machos y 34 a 48 kg para hembras.

Durante la capacitación realizada en dependencias del SAG, Camila Dünner también explicó que el puma es una especie de hábitos crepusculares, aumentando su actividad al amanecer y atardecer, cuando las presas son más vulnerables. Sin embargo, “algunos estudios están evaluando cómo la fauna peri urbana, en general, está cambiando sus hábitos, volviéndose nocturna por ejemplo, posiblemente tratando de evitar la presencia humana”, añade.

La esperanza de vida para el puma es de 10 a 13 años, y su dieta es tan diversa como los ambientes que habita. “Para alimentarse es muy oportunista e incluso carroñero, comiendo todo lo que vaya a encontrar y no le genere un gran gasto energético. Su alimentación varía desde herbívoros mayores como el guanaco, la vicuña, el huemul o el pudú, hasta mamíferos menores como la vizcacha, roedores varios, e incluso reptiles o pequeños invertebrados. Cuando existe escasez de estas presas naturales, suele depredar ganado doméstico.

El Proyecto GEF Montaña, a través del Sistema de Información y Monitoreo de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (SIMBIO), actualmente se encuentra trabajando en el monitoreo del puma y otras especies de carnívoros nativos, mediante collares satelitales y cámaras trampa, de manera coordinada con servicios públicos como el SAG a escala regional, a fin de conocer sus rangos de hábitat, comportamientos y desplazamientos según la plasticidad de los distintos ecosistemas de montaña. “Esta información es una gran ayuda para comprender las interacciones que desarrollan los carnívoros con otras poblaciones de fauna nativa o introducida que habita en las montañas de la Región Metropolitana”, señaló Petra Wallem, encargada de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Proyecto GEF Montaña. De esta forma, el SIMBIO aporta datos relevantes, no solo para comprender los hábitos conductuales de los depredadores tope, sino también para obtener resultados del cruce de datos con las actividades humanas que se desarrollan en el mismo territorio. «El SIMBIO nos está permitiendo implementar medidas eficientes y soluciones reales a los conflictos históricos entre comunidades humanas y fauna silvestre”, finaliza Petra Wallem.

Mitos

  • Es agresivo y ataca al ser humano sin provocación.
  • Está fuera de peligro de extinción.

Realidad

  • Es tímido pero curioso y observador.
  • Huye del ser humano. Puede atacar solo al verse amenazado por acciones humanas imprudentes y/o ser agredido.
  • Existen menos de cinco reportes de ataque en Chile y solo un par de ellos fueron confirmados.
  • Es solitario, pudiendo observarse parejas durante la época reproductiva o grupos de una hembra con hasta cuatro crías.
  • Su estado de conservación a nivel mundial es Preocupación Menor, sin embargo, en Chile la Ley de Caza 19.473 lo cataloga en Peligro de Extinción en las zonas norte y centro, y vulnerable en las zonas sur y austral. Además, la Ley lo considera una especie benéfica para mantener el equilibrio de los ecosistemas.

Fuentes

  • Cattan y col. 2010; Villalobos e Iriarte 2012; Rodríguez y col. 2019
  • https://laderasur.com/articulo/al-acecho-del-puma-cuando-se-traspasan-los-limites-en-la-busqueda-de-una-fotografia/
  • Carter y col. 2012; Valeix y col. 2012; Wilmers y col. 2013; Knopff y col. 2014
  • Carnívoros de Chile (Iriarte y Kaksic 2017).
  • Panthera: https://www.panthera.org/cat/puma)
  • Muñoz-Pedreros y col. 1995; Silva-Rodríguez y col. 2007; Hermann y col. 2013; Napolitano y col. 2016; Sacristán y col. 2018; Diaz y col. 2019