Lecciones aprendidas de cómo conciliar la ganadería extensiva con la recuperación de los ecosistemas de montaña

27/12/2021

¿Cómo proteger nuestra biodiversidad, junto con el desarrollo humano? Ese es un desafío que tiene todo el planeta, planteado por Naciones Unidas a todos los países a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Proyecto GEF Montaña fue diseñado para experimentar distintos modelos de gestión territorial que integraran la conservación de la biodiversidad a las actividades productivas en los territorios de montaña. Por esta razón, desde el año 2018 en adelante, se ha explorado una respuesta en conjunto con la Agrupación de Pequeños Ganaderos Fundo Maitenes sector Las Tórtolas de San José de Maipo, a través de un piloto demostrativo de buenas prácticas ganaderas, enfocado en el control del número de animales criados dentro del predio; los lugares dónde y con qué intensidad se pastorea; unido con el monitoreo y verificación del impacto de la actividad sobre la pradera, apuntando a la protección de la biodiversidad local.

 

La pérdida acelerada del patrimonio de biodiversidad de montaña a causa de actividades humanas, y la sequía, que afecta hace más de 10 años a la Zona Central de Chile, han sido factores coadyuvantes de la degradación de los ecosistemas altoandinos y la disminución de sus capacidades de resiliencia. Esta situación es preocupante, puesto que, las cordilleras de Los Andes y de La Costa, prestan importantes servicios ecosistémicos a las cuencas de los ríos Mapocho y Maipo, y son refugio de numerosas especies de flora y de fauna nativas, de alto valor ecológico. Adicionalmente, en el caso de cordones montañosos de Los Andes, encontramos importantes glaciares y vegas altoandinas, que se ven fuertemente amenazados por los efectos del Cambio Climático global.

En la parte alta de la cordillera de Santiago, en el sector del Cajón del Maipo, valle del río Colorado, viven comunidades que por generaciones han ocupado y trabajado el territorio con actividades como la agricultura y la ganadería de montaña. Padres, tíos y abuelos de los actuales ganaderos fueron inquilinos cuando el fundo era privado y se dedicaba a la explotación ganadera. Había miles de cabezas de ganado y las labores eran lideradas e integradas por el patrón, su capataz o administrador. A comienzos de la Reforma Agraria, durante la presidencia de Eduardo Frei Montalva, se expropió el fundo, pero no alcanzó a entregarse a los inquilinos, pasando tiempo después a manos del Ejército de Chile, que permitió el desarrollo de una ganadería familiar por parte de los ex inquilinos, mediante un cobro básico por talaje.

Los crianceros, que viven total o parcialmente por generaciones de la explotación del ganado doméstico, han gestado la cultura arriera cajonina, considerada un patrimonio cultural inmaterial, reconocida a nivel nacional. Los crianceros del valle del río Colorado comparten un mismo territorio y se organizan en distintas agrupaciones, pero poseen una baja coordinación entre ellos, a pesar de realizar juntos actividades de crianza anual como son la marca y rodeo para la venta de animales. En general, la actividad criancera de este valle se realiza en predios fiscales, que cuentan con sectores de veranadas e invernadas que sirven las necesidades de talaje de las agrupaciones. Ellas, con mayor o menor organización, practican un sistema tradicional de crianza extensiva en que se deja libre al ganado en la montaña, para alimentarse de manera libre sin la presencia de un pastor sobre diferentes tipos de superficies, a diversas altitudes y pendientes, en sectores sin cercos, dificultando el control sobre el uso de la pradera por el ganado. Así, la ganadería sin planificación ni control, tal como ha sido practicada durante las últimas décadas, sumado al extenso periodo de sequía y fenómenos de lluvias torrenciales, se han convertido en factores de deterioro del capital natural cordillerano. Y, como consecuencia de esto, se ha afectado el bienestar de las mismas comunidades que habitan este territorio y quienes habitan la parte baja de la cuenca.

 

Crianceros del Cajón del Maipo construyen su futuro con ganadería y turismo sustentable 

Enero 2021

La comuna de San José de Maipo, presenta un 36% de suelos erosionados o en inminente riesgo de erosión. En este contexto, la Ilustre Municipalidad de San José de Maipo, está muy ocupada en detener e impedir que factores socio ambientales agraven la situación, por lo que decidieron explorar una Solución Basada en la Naturaleza, que se construyera junto a la comunidad criancera cajonina. Afortunadamente, el Municipio, a través del Programa de Desarrollo Local (PRODESAL) de INDAP, encontró socios en la SEREMI de Agricultura de la Región Metropolitana, el Servicio Agrícola y Ganadero de la Región Metropolitana (SAG), y el Ministerio de Medio Ambiente (MMA), para desarrollar una experiencia piloto que permitiera conciliar la actividad ganadera con la recuperación de los ecosistemas de montaña. El ex Seremi de Agricultura de la Región Metropolitana, José Pedro Guilisasti, quien lideró esta iniciativa ante los servicios públicos, explica las necesidades que detectaron las agencias estatales y las razones del apoyo para el cambio en las prácticas ganaderas tradicionales, “Ante los actuales escenarios de cambio climático y la degradación de los ambientes de montaña, con una escasez creciente del agua, las prácticas ganaderas que propician y tienen un componente de sustentabilidad, son el camino para hacer viable la actividad ganadera, tanto ambiental como económicamente”.

Así fue planteado al MMA, en el marco del Proyecto GEF Montaña, acordándose desarrollar un piloto de ganadería sustentable en la comuna de San José de Maipo. La primera acción para levantar el piloto fue ir a la información disponible que ofrecía el proyecto Innova de CORFO “Santiago Andino” (2008-2011), que estableció la condición de los suelos, la vegetación, y planes de manejo para siete predios grandes de la comuna, incluido aquel que administraba el Ejército de Chile. Con esta información, durante el año 2017 y 2018, se elabora el Plan Maestro Distrital de Conservación de Agua, Suelo y Bosque para la comuna de San José de Maipo, a cargo de la Universidad de Chile. Aquí se definió la capacidad de acogida de los ecosistemas para distintas actividades productivas identificando buenas prácticas para compatibilizar objetivos de desarrollo local con la protección de la biodiversidad. Se visitaron diferentes agrupaciones de ganaderos del ex fundo Río Colorado y de otros sitios de la comuna para probar la implementación de este plan y trabajar en una transformación de sus prácticas ganaderas para proteger las praderas y fauna nativa. Pocas estuvieron interesadas hasta que finalmente, a comienzos del año 2019, se dio inicio al piloto demostrativo, y ya para fines de ese mismo año se reafirmó, con sólo una de las agrupaciones de arrieros, trabajar en la co-construcción de un plan de manejo con objetivos de protección de biodiversidad.

De este modo, se concretó el trabajo con la Agrupación de Pequeños Ganaderos Fundo Maitenes sector Las Tórtolas del ex fundo Río Colorado. Eran poco más de 20 socios los que conformaban la agrupación, contaban con una organización funcional de reconocimiento municipal, con una directiva, pero no existía hábito de hacer reuniones, de anotar acuerdos y darles seguimiento, tampoco de repartirse tareas y responder por ellas ante el colectivo. Para reforzar y consolidar a la agrupación, se llegó al acuerdo de convocar un equipo de especialistas en ganadería sustentable que se complementara con profesionales de ciencias sociales, con la misión de fortalecer la gobernanza de la agrupación.

Realizada la primera tarea, la agrupación creó una mesa técnica, entre cuyos propósitos se encontraba el acompañar a los especialistas, quienes catastraron los animales de cada uno de los socios de la agrupación; los animales sin dueño aparente; y los que sus dueños son ajenos a la comunidad. Recorrieron el predio con los crianceros, caracterizando la masa de ganado; detallando las praderas y sus especies; puntos de las fuentes de agua de bebida; las áreas de riesgo por predación y parición, entre otras. Todo eso se volcó en un mapa participativo con sus topónimos, sus nombres comunes asignados a los diferentes lugares; y además reconocieron juntos las especies de flora, nombrando e identificando el uso que le dan, creando una guía etnobotánica para ese sector de Las Tórtolas. Esta tarea común, fue haciendo que los comuneros maduraran una mirada crítica sobre sus propias prácticas tradicionales de manejo. Así lo dice Nancy Urtubia, arriera miembro de la mesa técnica: “el campo estaba muy deteriorado, había mucha sequía también, yo creo que en parte por el mal manejo que había detrás. Para que le vamos a echar solo la culpa al tiempo, si uno tiene que ver que la culpa puede ser de la gente también”, afirma.

Fue en el pleno de la asamblea general de la agrupación donde los comuneros reconocieron, discutieron y están aprobando un plan de pastoreo planificado, al que se refiere  Cristóbal Gatica, especialista en ganadería sustentable del Proyecto GEF Montaña: “este nos permite  contar con un instrumento que da un adecuado tiempo de descanso a las praderas naturales, de modo que las plantas puedan crecer, desarrollarse y recuperar sus reservas radiculares, aumentando la cobertura del suelo, permitiendo terminar sus ciclos reproductivos, produciendo semillas que van a incrementar el banco de estas en el suelo”, a lo que agrega: “a todos nos ha quedado claro que el peor enemigo de la actividad de crianza de animales son los suelos descubiertos, por lo que acordamos establecer un sistema de monitoreo, basado en indicadores de verificación de la productividad ecológica (EOV) que nos permita monitorear cada cuatro o cinco años su condición. Y, de ese modo, poder corregir los umbrales de intensidad y presencia de la crianza de animales en el predio, si hiciera falta. Este enfoque precautorio impide que los suelos en pendiente se sigan empobreciendo o lavando debido al escurrimiento intenso del terreno provocado por fenómenos como las lluvias torrenciales de fines de enero de 2021”, concluyó.

Cumplir la tarea de manejar el ganado en un predio sin cercos es un desafío mayor, al que la mesa técnica dio respuesta solicitando al Proyecto GEF Montaña financiar por seis meses la implementación de la práctica ancestral del cordoneo, que aplicaban sus padres y abuelos. En esos tiempos, el administrador organizaba a los inquilinos para que recorrieran el fundo a caballo, siguiendo la divisoria de aguas “por los cordones de cerro”, observando la ubicación del ganado, y arréandolos para evitar la sobreexplotación de las praderas altoandinas. Teniendo a la vista este sistema de pastoreo histórico de “cordoneo”, acordaron organizar turnos entre los socios de la agrupación, experimentando en la práctica, por sí mismos, la respuesta positiva de la pradera y la mayor disponibilidad de pastos para sus animales. Para Héctor Aguirre, arriero presidente de la agrupación, el cordoneo es una de las piezas importantes del manejo ganadero: «hoy sabemos dónde tenerlo (al ganado), cómo manejar el campo y cuidarlo para que el pasto crezca y madure, y así sigan recuperándose las praderas que por tiempo no se recuperaban. Este verano tuvimos el orgullo de ver los pastizales floridos”, dice.

 

 

Poco a poco, la agrupación ha ido construyendo una visión común: la certeza que el dar un uso sustentable al predio significa proteger la biodiversidad y su cultura criancera. Hoy se encuentran ad portas de aprobar el plan de manejo ganadero sustentable, y han decidido ir más allá, explorando el desarrollo de una oferta de turismo rural, compatible con la actividad arriera, que posibilite generar capacidades y diversificar las fuentes de ingreso. Así lo indica Juan Silva, arriero tesorero de la agrupación, “lo importante es que tengamos la oportunidad de desarrollar nosotros mismos el turismo, de ese modo podríamos tener otro ingreso, que permita mantener pocos animales en el campo, pero no perder lo que queremos, y es siempre dejar algo de ganado porque tenemos la tradición criancera; además, tenemos mucho qué contar de nuestras tradiciones a los turistas”.

A la par del desarrollo de este proceso que tomó tres años, los organismos de MINAGRI de la Región Metropolitana firmaron de un convenio de cooperación, para promover, con sus programas de subsidios, la implementación del Plan Maestro Distrital de Conservación de Agua, Suelo y Bosque de la comuna de San José de Maipo. En ese convenio CONAF, SAG e INDAP de la Región Metropolitana se comprometen a privilegiar la entrega de subsidios a propietarios y usuarios de la tierra, que diseñen proyectos que contribuyan a la implementación buenas prácticas productivas identificadas en dicho plan, en donde el fomento del manejo de praderas sustentable es una de ellas. (Enlace de descarga del convenio)

 

Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN)

La búsqueda de una respuesta a la necesidad de compatibilizar la mantención de la cultura arriera con la protección de la biodiversidad es un desafío para los crianceros de la comunidad del Cajón del Maipo y a la vez para todo el país, siendo el factor común de esta problemática socioambiental. Es el desafío también planteado por Naciones Unidas a todos los países a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, que apuntan al desarrollo sostenible mediante la equidad, protección del planeta y prosperidad en paz para todos. Siguiendo esta senda es que el Proyecto GEF Montaña se diseña y ejecuta, para experimentar distintos modelos de gestión territorial que integren la conservación de la biodiversidad a las actividades productivas en los territorios de montaña. Por esta razón, desde el año 2017 en adelante, ha explorado mediante pilotos demostrativos con la comunidad, experiencias en la adopción de cambios de conductas para apoyar la mantención y recuperación de los ecosistemas naturales, que brindan seguridad y bienestar, así como es el piloto de conversión de manejo ganadero que considera el rescate de prácticas ancestrales e integra un componente de desarrollo de turismo rural amigable con el medio ambiente. Así lo reafirma Marianne Katunarić, coordinadora nacional del Proyecto GEF Montaña: “este piloto de ganadería sustentable permitirá orientar dónde es que se requieren los apoyos para lograr los cambios que favorezcan la protección de nuestros ecosistemas naturales, como por ejemplo, capacitando en técnicas de crianza sostenibles y en gobernanza para fortalecer las decisiones organizacionales; focalizando y empaquetando la entrega de los incentivos del Estado en buenas prácticas productivas, maximizando el impacto positivo esperado; y monitoreando los efectos de las nuevas prácticas, que permitirán a los crianceros de montaña y agencias públicas acompañarse en el proceso de transformación del sector hacia prácticas crianceras sostenibles, compatibles con la conservación de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos”, concluye.

Descarga el documento de los aprendizajes de este piloto aquí y conoce el siguiente video de intercambio de lecciones aprendidas de la agrupación con ganaderos de Aculeo: