GEF Montaña impulsa la primera cooperativa de apicultores orgánicos de la Región Metropolitana

16/09/2019

Cerca de veinte pequeños productores de miel de la Región Metropolitana decidieron organizarse en una cooperativa de apicultura orgánica. Esta organización les permitirá capacitarse en conjunto, adquirir herramientas de gestión, lograr la auto-certificación y llegar a mercados de consumidores conscientes. El Proyecto GEF Montaña los apoya en este esfuerzo de alcanzar una producción libre de contaminantes, que complemente el servicio de polinización realizado por los insectos nativos del bosque esclerófilo.

El Proyecto GEF Montaña, como promotor de buenas prácticas agrícolas, se propuso incentivar la apicultura orgánica a través de capacitaciones técnicas e informativas a pequeños y medianos apicultores de la Región Metropolitana. Tras realizar talleres técnicos e informativos a más de 60 apicultores, 20 de ellos se mostraron interesados en continuar con un proceso de transición hacia una producción orgánica. En este sentido, el proyecto sigue apoyando a los apicultores con la entrega de herramientas, que les permitan definir la capacidad de carga de las áreas de pecoreo, modificar sus tratamientos culturales y gestionar la comercialización de sus productos con estándares orgánicos.

“La capacitación, el intercambio de experiencias y el acompañamiento, son elementos fundamentales para lograr el cambio de modelo productivo en los productores apícolas, hacia uno adaptado a las necesidades de los ecosistemas y de consumo humano”, señala Marianne Katunarić, coordinadora del Proyecto GEF Montaña. “Ya son dos años de trabajo con apicultores interesados en conocer y hacer realidad la transformación de su actividad a una más amigable con la biodiversidad nativa, más conectada con su entorno, más respetuosa. Eso nos demuestra que hay voluntad de mejorar las cosas”, agrega la coordinadora. Así también lo señala Hugo Díaz, jefe de Sustentabilidad de Suelos y Bosques, del Proyecto GEF Montaña:“Es muy positiva la disposición que tuvieron los apicultores para desarrollar una producción de miel sustentable que no afecte los ecosistemas”.

Como se trata de un tipo de producción relativamente nueva en el país, los apicultores han contado con el apoyo del GEF Montaña para acceder a información y organizarse de la forma que mejor cumpla con sus expectativas. “Luego de un par de reuniones en que se capacitaron sobre los alcances de distintas figuras de asociatividad existentes en el país, evaluaron costos, riesgos y beneficios, optando por conformar una cooperativa, la que les permitirá unir esfuerzos, auto-certificarse para vender un producto común bajo un estándar de calidad establecido, e ingeniar en conjunto un modelo de negocio sustentable”, explica Hugo Díaz.

Producción colaborativa y sustentable

Esta será la primera cooperativa de apicultores orgánicos de la Región Metropolitana, actualmente en proceso de formación, siendo acompañados por Gabriel Gallardo, psicólogo consultor del Proyecto GEF Montaña. “Es interesante que personas que no se conocen pero se dedican a algo similar, en lugares distantes como el Cajón del Maipo y Caleu, se junten para trabajar de manera asociativa. Este proceso ha requerido mucha voluntad de los productores, quienes están logrando la confianza para aunar voluntades y definir una visión común de trabajo colaborativo”, señala Gabriel Gallardo.

Al mismo tiempo, cada apicultor tiene muy presente la necesidad de que su labor sea sustentable, lo que han manifestado desde un comienzo, según cuenta Gabriel Gallardo: “En una de las primeras jornadas, todos expresaron su ánimo por proteger a las abejas, el medio ambiente, haciendo énfasis en una producción con valores como la sustentabilidad, la solidaridad, la colaboración y el respeto mutuo, entre otros”, intención que es compartida por Huguette Bandet, dueña de la apícola HBEE, y futura miembro de la cooperativa: “Más allá de que cada uno de nosotros considere a las abejas como un medio de subsistencia, ya que de ellas vivimos y necesitamos sacar un provecho, en todos existe un interés por el cuidado de la naturaleza y por el medio ambiente. Queremos hacer un trabajo responsable en términos de bienestar animal, darle a nuestro producto el sello orgánico que implique estar libre de químicos. La apicultura puede ayudar a reducir la presencia de productos tóxicos en los ambientes naturales. Esto implica un trabajo mayor, pero que esperamos sortear con éxito al estar unidos y apoyados por el GEF Montaña”.

Al estar organizados en cooperativa, los apicultores orgánicos podrán obtener una certificación de forma segura y accesible, según relata Huguette: “Actualmente, los costos de una certificación bordean el millón o millón y medio de pesos anual, entre otros obstáculos administrativos que deben enfrentar pequeños productores. Pero en la medida que nos unamos como cooperativa, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) nos puede certificar de manera conjunta, disminuyendo los costos y aumentando las posibilidades de éxito”.

En estos momentos, los apicultores están en la etapa de construcción del documento que los conformará como cooperativa, luego elaborarán el Plan Estratégico, para después continuar con la determinación de la capacidad de carga productiva y la construcción del Modelo de Negocios.

El modo de producción orgánico permite que la miel conserve sus enzimas, minerales, vitaminas y antioxidantes que mejoran la salud humana; estas propiedades son valoradas y demandadas por consumidores conscientes, tal como lo explica Huguette: “A nivel mundial aumentó el interés por la miel orgánica, ella posee un tremendo potencial de mercado que también hemos observado en nuestro país, en donde ha crecido de forma paulatina su consumo. La miel orgánica ya está en la mesa de los hogares de Chile”.